¡Mi primer chaleco redondo!

¡Por fin me he atrevido con algo más grande que un bolso! Y ha sido este magnífico modelo de chaleco redondo grande de ganchillo.

Pero una vez acabado, ahí vienen mis conclusiones:

1. Es un modelo realmente fácil de seguir, yo que te tengo pavor a los proyectos tan grandes, me ha resultado muy cómodo, con la salvedad que he tardado una semana en hacerlo, y eso me cansa mucho.

2. Al hacerlo con lana, ha quedado como encogido, no me ha quedado tan grande, de hecho parece una chaquetilla bastante normal... aún planchándolo, se ha quedado bastante pequeña, y eso me ha mosqueado (también tendrá que ver que me salté 3 filas, pero es que si no no lo acababa nunca... y 3 filas no lo hubiesen hecho mucho más largo).

3. La foto original del chaleco es preciosa, y sin embargo, puesto a mí me parece un tapete de la abuela con dos agujeros para meter los brazos... como me dijo Julián, "es raro, te queda bien, pero es como si hubieses modernizado un mantelillo de mesa camilla y te lo echaras encima de los hombros..." así que el resultado no ha sido el esperado.

De todas maneras, estoy contenta por tener mi primera pieza de ropa ponible, además es una lana muy calentita y tanto la espalda como los hombros quedan abridados.

Y ahí van las fotos:

Para sujetar el chaleco por delante, he hecho un floripondio de la misma lana, no queda mal, aunque por romper el color monocromo azul quizá lo cambio y hago un broche de abalorios, para no verlo todo tan igual... ya veremos.

Y aquí el chaleco en toda su expansión, y haciendo de lo que realmente debía ser: tapete de mesa redonda.

Pero ya digo, y lo repito, ha sido mi primer proyecto tan grande, y estoy orgullosa de mí misma, y eso es lo que me quedo de esta experiencia ganchillil. Quizá en hilo y no en lana queda mejor, con más caída... no lo sé, pero no lo voy a repetir, al menos para mí (otra cosa es que haga otro para regalar, si a alguien le entusiasma mucho).

Y por otra parte, me ha animado a seguir buscando algún otro modelo de chaqueta o bolero, ya no me da reparo enfrentarme a proyectos grandes.

¡En fin, me quedo con el vaso medio lleno!